miércoles, 29 de octubre de 2008

Hacia Neptuno. por: Gestapo.


Para una estrella fugaz que no volverá.

Pensar que tan sólo me queda varios meses de estadía en este planeta, de mi planeta de origen, la tierra. Donde vi crecer a mis amigos, donde por primera vez me enamore de una chica, y como es lógico para cualquier adolescente, la decepción es dura que hasta se piensa en marchar para no volver jamás. Dicen que soy demasiado joven para salir a explorar el espacio exterior, ayer he cumplido mis veinticinco años, un año perfecto para dejar el pasado atrás y remontar a una nueva vida, aunque el pasado queda para siempre en los recuerdos. He leído la carta que me mandaron, precisamente de la corporación espacial anunciando mi derecho a viajar hacia Neptuno, tengo todo el derecho aún de rechazar la oferta pero he venido esperando esta oportunidad durante muchos años, y creo, que es ahora. Lo que no puedo soportar es dejar a Johana , ha robado mi corazón en estos últimos meces que hemos salido juntos, ya le he dado la noticia, y lo único que hizo cuando le dije que me iba por un lapso de siete años, los cálculos que predicen que puede durar el viaje de expedición, no lloró, me dio una fuerte bofetada, y salio corriendo, me imagino que lloraría después, dijo que no quería volverme a ver, ayer me llamó diciendo que había recordado aquellas conversaciones donde yo le comentaba mi sueño de viajar por el espacio pero que nunca pensó que no nos volveríamos a ver durante tanto tiempo, la sentí comprensible y dijo que me amaba, yo también le dije lo mismo, sobre todo que ya nadie se enamora tan rápido, llevamos prácticamente dos meses, tal vez si nunca hubiese salido este viaje no nos enamoraríamos tan deprisa, el tiempo se resumió en un lapso de dos meses. Siete años, en siete años en el espacio exterior pueden suceder muchas cosas, este viaje lo siento como si le hubiese dado una cita a la muerte, siento que morir sería abordar la nave Urbain y dejarlo todo atrás y que cuando llegara, todo sería extraño, he pensado no volver, quedarme en Neptuno o morir de ante mano, son siete años, siete años que se suprimirán, siete años que estaré dentro de una cabina espacial, siete años sin volver a verla, si renuncio seré la decepción de los que han creído en mi en todo estos años, seré mi propia decepción de lo que he querido hacer desde niño, debo pasar más tiempo con Johana, si es posible no parpadear para no dejarla de ver en ningún instante y que hasta en mis sueños tendría que soñar con ella, sólo pienso en ella, por qué la conocí, por qué cuando hable con ella por primera vez no le dije que dentro de pocos meses no volvería dentro de siete años, tal vez ella no se hubiese fijado en mí, pero no lo quise así, por la sencilla razón que me enamore de ella a primera vista, ya nadie se enamora a primera vista en estos tiempos tan difíciles, tampoco pensé en el mal que me produciría esto, en las consecuencias de haberla enamorado sabiendo que me iba dentro de poco, de no haber sido sincero desde un momento, pero si le hubiese dicho no hubiera sido sincero conmigo mismo. El amor, por qué están fuerte y a la vez tan estupido, sabiendo que si rechazo el viaje perdería la oportunidad que he estado esperando y que si me marcho para siempre con ella encontraré la felicidad, pero que tal felicidad será efímera, aun somos jóvenes, nos enamoraríamos locamente pero esta pasión no será duradera, aún somos jóvenes y el amor en la juventud es limitado y angustioso, cuando uno sabe que el final llega, no se sentirá los días que has pasado con esta persona, los recuerdos estarán pero las sensaciones desaparecen y eso es como si no hubiese pasado nada, en estos momentos mis impulsos emocionales son más fuertes que mis sueños de astronauta, donde aquella pasión que tenía de niño sea desintegrado como el polen de las flores que es arrebatado por el aire, no sé qué hacer, por instantes quiero viajar hacía Neptuno pero después ella aparece interrumpiendo tal anhelo, y sobre todo que ella también es un anhelo. Sí, Neptuno sería como el suicidio, Johana sería como la salvación, qué elegir, la seducción del olvido eterno, o, la vida momentaneamente feliz junto a ella y después qué, después me arrepentiré de no haber ido a Neptuno. Hoy, ella me ha dejado una carta, muy corta como todo lo que ella escribe, sólo me dejo escrita esta frase: -Gracias por darme todo lo tuyo pero el amor nos ha separado-. Se ha ido para siempre, ha empacado toda su ropa y se ha ido con su amante, y yo, pobre idiota, nunca viajé a Neptuno.