martes, 23 de diciembre de 2008

El odio. por: Isaac Perdomo.

-Enserio cometían esa barbaridad? –preguntaba todo asombrado Gadamer a Telena. -Imagínate –le decía Telena prendiendo un pitillo de cigarrillo y explicándole los antiguos métodos de la manipulación cerebral, donde la confusión perjudicaría el sistema nervioso, llegando a la locura desde los primeros impulsos de electrodos. - Estos métodos empezaron a evolucionar con perfección desde la nanotecnoligía, -proseguía Telena Sapparina - estos pequeños robots manipulados por robots ordenadores autosuficientes, empezaron a manipular la mente de los humanos, el hombre de aquel entonces no se percataba de lo que estaban haciendo estas maquinas autónomas. La cuestión se empeoro cuando las maquinas se revolucionaron contra el hombre, la guerra había empezado, los getos de maquinas que vivían en bases subterráneas empezaron a crear virus nanotecnológicos para que se esparcieran por el medio y el agua potable, se empezó a ver la muerte por todo el mundo. –Claro esa historia si la conozco –decía Gadamer – en ese tiempo las maquinas instauraron un régimen contra los humanos, el planeta tierra dejó de ser para el hombre, los pocos que sobrevivieron tuvieron que instalarse en colonias espaciales (células flotantes) y buscar nuevos métodos de defensa, después que hubo muchas batallas, algunas ganadas otras perdidas, el hombre pudo crear un imperio gracias a las clonaciones, se crearon clones para la guerra. –Si profesor Gadamer, lo que puedes observar desde está ventana es nuestra patria, debemos protegerla de las maquinas, ellas en cualquier momento pueden volver a atacar, ellos son una nueva raza, ahora tienen el dominio en la tierra, acabaron con todas las formas de vida, ahora la vida allá es artificial, terrenos áridos, imperios que no son ciudades sino fuentes de energía subatómicas, procesadores de programación de mundos similares al de nosotros, los robot se comportan como sus creadores, en cada fuente de poder ellos existen, un mundo que no es real, virtual, me imagino que en sus programaciones deben parecerse a nosotros, no sé, son especulaciones que hago, pero dígame cómo puede ser una sociedad de robot? de maquinas que pudieron ponerse al nivel de los humanos al punto que nos han desterrado de nuestro planeta. –Ellos nunca llegaran a nuestro nivel de pensamiento –dice Gadamer empuñando la mano derecha sobre su escritorio – según determinaciones de la central el ataque está programado para finales de este año, la guerra ahora en adelante será programática, cualquier error será falla de nuestro sistema de programación. –Y si atacan de manera directa, o sea con armamento bélico. -No creo señorita Telena, las maquinas ya destruyeron toda noción de vida natural del planeta tierra, no creo que vengan y nos ataquen de esa manera, a ellos lo que les interesa es posesionarse de nuestra nueva tecnología, si logran internarcen en nuestras programaciones nos eliminarían, recuerde que nuestros productos alimenticios son sintéticos, todo nuestro sistema de vida es basado en programas de diseño, hasta la asimilación del día y de la noche, si llegáramos a estar aunque sea veinticuatro horas sin nuestra tecnología programática, esto se volvería un caos, la gente no entendería lo que pasa. –Entonces debemos empezar a educar a la gente. –Imposible señorita Telena, esto sería un fracaso para la consistencia humana del ideal Xión. –Ba! El ideal Xión!? Cómo es posible que el hombre siga pensando en ideales intangibles, en supuestos. –Tenga cuidado en lo que dice señorita Telena, es verdad que nosotros como científicos seamos concientes de estos conceptos, pero recuerde que desde un comienzo tuvimos que idearnos una estructura de pensamiento masivo, si dejamos que la información se esparza como se hizo en la antigüedad, llegaríamos al mismo punto de error, creando monstruos. –Entiendo y ruego que me disculpe pero eso de estar estudiando historia antigua… -Sí, se le pega a uno esa noción primitiva de la vida, nuestro presente no debe ser así, no debemos tener compasión por los débiles, necesitamos personas fuertes, las maquinas lo son y miren lo que han llegado a ser, son un inmenso imperio que ha desterrado a la raza humana de su hogar de origen. –Las maquinas son así por que son maquinas. – Y el humano un desgraciado por ser sensible, mire señorita Sapparina, soy un admirador también de la historia antigua y admiro como fue la evolución de la maquina análoga hasta la electrónica autosuficiente, somos creadores de un monstruo que nos dio la espalda y antes de darnos la espalda nos clavo el cuchillo, admiro a las maquinas por esa misma razón, por la razón de supervivencia sobre todo cuando instauramos en sus organismos mecánico-electrónico partes orgánicas de humanos, el cerebro de la maquina del siglo veinticinco era un cerebro humano clonado y me imagino que eso usted lo sabe como estudiosa de la historia antigua. – Sí, no es nada desconocido para mí –la doctora Sapparina se queda callada por un instante, pide disculpas y le pide los informes a Gadamer, al salir de la oficina prende un pitillo de cigarrillo, lo aspira con ansiedad y después que sale de la corporación, ella cree sentirse un poco confusa y decepcionada, las maquinas odiaron porque el hombre odiaba, el odio es inherente a la raza humana y ahora también es inherente al de las maquinas autónomas.
Las maquinas ahora odian porque también son humanos.