domingo, 1 de febrero de 2009

El ateo de sombrero de copa y gabán azul oscuro. por: Gestapo.

No poseíamos un almacenamiento de datos e igual que un androide, lo grandioso de estos, es su capacidad de memoria, ellos tienen el archivo. Su constitución era la asimilación de un cerebro humano –clonación- este cerebro encefálico estaba compuestos por diminutas y delgadas venas que no son sino miles de cables eléctricos que esparcen descargas de electrodos, la descarga eléctrica provenía de la fuente de poder, una especie de pila de unos cinco centímetros por uno de diámetro; el cerebro no estaba sólo constituido por estos miles de cables, también poseían venas naturales para la circulación de la sangre y además…-Por favor no me hagas escuchar más, además ellos ya no existen, fueron exterminados por los elegidos, los santos –decía el muchacho de gafas de marco grueso. -Tal vez tenga razón como tal vez no –dijo el hombre de sombrero de copa y gabán oscuro que estaba en las mismas sillas hilericas de espera con el sujeto a quien se dirigía, el sujeto de aspecto de universitario, que portaba en esos momentos un mamotreto libro de mitología humana.
–No puedo afirmarlo como certeza pero es muy lógico también –dirigiéndose al universitario, el muchacho deja el libro descansar en la mesita de las revistas y le dice al hombre de gabán y sombrero de copa: -No existen pruebas de que la tierra aún exista, en la cual estallo bajo el producto de las bombas de hidrogeno, y que rompió toda comunicación de vida para nuestros antepasados que pudieron escapar y refugiarsen para siempre en las células flotantes. No creo que las maquinas hayan podido resistir semejante monstruo de diez mil bombas atómicas, cada bomba de expansión de onda similar a la que lanzaron en Hiroshima en pleno siglo XX. –Claro, no tenemos pruebas pero también puede ser una probabilidad que aún estén habitando la tierra, ellas no necesitan de oxigeno, estoy seguro que aun ellas quieren venir y posesionarse de nuestra tecnología, el hombre tuvo que ingeniarse en su momento de guerra contra los robots, la forma de poder hacer aun más eficientes los viajes espaciales, nosotros los ciudadanos no sabemos verdaderamente como es la cuestión de saber con certeza en que parte del universo estamos con relación a donde estaba supuestamente el planeta tierra, que en la actualidad según las descripciones cartográficas de nuestras potentes computadoras, obviamente desprovistas de sentimientos, jeje –sonríe burlonamente el hombre de sombrero y prosigue -a lo que me refiero es que estas representaciones son mentiras, no sabemos con seguridad en que parte del universo nos encontramos por tal razón hemos perdido contacto con la tierra, sobre todo que las células flotantes están diseñadas para que sus habitantes no puedan salir al espacio exterior y la comunicación que tenemos con las ocho células más, son por vía satelital, en cualquier momento se perdería contacto por la misma distancia en que nos vayamos alejando una de las otras. Hace dos años perdimos contacto con Atenas, la tercera célula espacial, según los datos sabios de nuestras computadoras, fue devorada por un agujero negro –hace una pausa, el joven universitario lo mira con escepticismo pero no se atreve aún a dar su opinión.
Paso un lapso de silencio mientras esperaban que le tocara a cada uno el turno de visita al odontólogo, el supuesto universitario no aguantó más con la incertidumbre y rompe el silencio. –Disculpe, entonces cree que todo lo que creemos es un supuesto? que los antiguos textos sólo nos dice mentiras? Cómo puede usted explicarme esto.
-Bueno, ya que entramos en confianza, los textos antiguos, como lo que conocemos de los antiguos griegos y las escrituras bíblicas, fueron los únicos textos que seleccionaron nuestros sobrevivientes de la guerra en la tierra, ellos, que ahora debían educar una nueva raza humana, una raza humana que sería parte ya de su propio mundo natural inventado, lo que vivimos actualmente; en todo caso seleccionaron los libros más destacados de los antiguos griegos y cristianos para acomodarlos a sus falsos libros escritos por ellos mismos para que de algún modo se escribiera una especie de constitución, por que para mí, esa misma función cumplieron los textos sagrados de la antigüedad, constituciones ya que si no había ley ni dios, sólo reinaría el caos y el desacuerdo. –Entiendo –dijo el muchacho en posición tranquila y con rostro de sorprendido, aquel hombre de sombrero de copa cruza las piernas y apoya su codo para tocarse su prepotente barbilla y proseguir. –No estoy negando que como literatura, el libro de Xión es muy hermoso, nos promete la llegada al portal idílico, un mundo similar a nuestro antiguo paraíso, pero a su vez nos está encegueciendo como lo hicieron con nuestros antepasados. El hombre se quiere negar para el espacio exterior, ya no se quiere explorar el universo, como ya se sabe que podemos eternamente estabilizarnos, que nuestra tecnología no es un producto orgánico como nuestros cuerpos que tienen un comienzo y un final, esto nos hace eternos como especie humana enclaustrada en una célula flotante, todo es bello y perfectamente manipulado -el joven ve el reloj de pared y lo compara con el de su muñeca. –Disculpe señor, creo que he olvidado algo, debo irme. –Y vas a dejar que se te pierda el turno? –dice el hombre al supuesto joven universitario. –Lo otro me parece más importante que mis cordales, le pido disculpas y permiso –toma su libro y se retira de la sala de espera, el hombre de sombrero de copa toma un sorbo de su vaso de agua y sonríe como sonreiría cualesquier creyente de la palabra de Xión después de haber atraído al rebaño una oveja más, se abre la puerta automáticamente saliendo un pequeño niño con su madre, sus ojos llorosos y sobandoce su boca, una voz muy suave que salía del interior de aquel cuarto, pronunciaba el nombre del supuesto universitario, aquel hombre de sombrero de copa y gabán azul oscuro se levanta de su puesto y antes de entrar a la luminosa habitación le decía a aquella voz suave y femenina que el muchacho le había cedido el turno.
A la salida del edificio donde se encontraba el consultorio odontológico, el hombre de sombrero de copa y gabán prende un pitillo de cigarrillo, levanta su rostro y observa el cielo holográfico, se podía vislumbrar las autopistas aéreas llenas de cientos de elevautos, a lo mejor pensando en tener que ir a tomar un taxi a la estación, ya que las calles son diseñadas sólo para peatones y rutas para bicicletas. El hombre camina dos cuadras, tiene que pasar por la calle ritcol 32, una calle desolada pero tranquila, cruza la avenida, bota lo ultimo que le quedaba del pitillo y entra para pasar por la calle ritcol 32. Mientras caminaba tuvo un raro presentimiento de que alguien lo seguía, pensaba en las noticias de la mañana sobre atracos y asesinatos que se les atribuían a los mutantes, habitantes de las paredes celulares; escucha el sonido de un fuerte paso detrás de él, el voltea pero no ve nada, al volver su mirada hacia su rumbo alcanza a ver una silueta negra frente a él, siente es un fuerte golpe en su abdomen causado por la punta de una gruesa tabla, cae de rodillas sintiendo como es atajada su respiración, luego un puntapié da a parar a su rostro levantándolo hacia atrás, el hombre de gabán chorreando sangre por su nariz y medio sonso ve como aquella silueta iba tomando forma de aquel joven supuestamente universitario, aun no podía ver bien su cara pero era evidente en su forma; antes de que todo se volviera negro para él, lo único que escuchó del muchacho decir fue: -Personas como tú, son las que no merecen llegar al paraíso del portal idílico.
Muerte segura para el ateo de sombrero de copa y gabán azul oscuro.